Lo que sigue después del divorcio

Y pasa, que te das cuenta que la relación no funciona y toman la decisión, como sea, quien sea. Pero se toma. Te separas. La pareja ya está fragmentada, te das cuenta que ya dio lo que tenía que dar, hasta el último aliento. Y piensas, ya no hay nada que hacer, pero entonces, cuando hay hijos, esto sólo es el comienzo de una nueva etapa. Porque si juntos no podían estar en paz, separados, puede ser el mismo infierno o de verdad la solución. 

Y es que cuando nos separamos, no sabemos todo lo que está por venir. Recuerdo que mi papá me dijo, acostúmbrate, porque él no va a cambiar y así van a tener que convivir toda la vida. Me enojó tanto esto porque decía, qué horror tener que aceptar eso. Y sin embargo, sólo me preparaba para lo siguiente. 

Ponerse de acuerdo, llegar a un juzgado y declarar que en efecto, ya no queremos nada el uno del otro, más que estar lo más lejos posible y el juez dice, claro, ustedes están ya separados pero ¿y los hijos? Leí en algún lado que los hijos no nos atan, nos unen. Y cuando lo veo de esa perspectiva, cambia un poco, pero no deja de ser un dolor de cabeza. 

Y es que lograr la paz después del infierno ¿qué implica? ¿ceder en todo? Obviamente hablamos de la crianza. ¿Cómo se comparte la crianza cuando a veces parece que el objetivo del otro es sólo pelear? ¿Cómo se comparten las responsabilidades cuando no se puede ni tener un diálogo? ¿Cómo se logran llegar a acuerdos cuando el otro no quiere?

Y es que si partimos de que el otro me debe por que me hizo tantas cosas, entonces, siempre queremos ganar porque algo se nos debe. Porque ya comenzamos mal. 

Cuando tomamos la decisión voluntariamente o a fuerza de finalizar ese proyecto, siempre comienza otro. Es la ley de la vida, pero es un momento realmente vulnerable, el sentirse como con ganas de luchar, pero a la vez sin fuerzas ni motivo para hacerlo. Nadie nos prepara para estas cosas, pero algo que sí deberíamos tener en cuenta y con la cabeza fría es que debemos de tener nuestros documentos a la mano, y asesorarnos con un buen abogado. También ayuda mucho recurrir a nuestros círculos de confianza pero que sepamos que nos van a apoyar, no a criticar, ni intentar convencer de nada, porque sin importar que tengamos pequeñitos, la decisión es únicamente nuestra. 

El proceso que se vive entre juzgados, abogados, negociaciones y los niños, puede llegar a ser tan espantoso como se quiera vivir. Y aunque uno diga, yo no quiero vivir esas peleas horribles, se necesitan dos para pelear. Por más que nos cueste creerlo, si nuestra meta es vivir en paz y tranquilas, necesitamos esforzarnos. Trabajar mucho, pero mucho, mucho en el control de nuestras emociones. Que no nos roben la paz, ni la tranquilidad porque eso nos pertenece plenamente. Y cada enojo que tengamos, nos invita a regresar a nosotras. A ver qué podemos hacer para sacar de nuestro cuerpo ese veneno que nos corroe. 

Si ya pasaste todo aquello, ya tienes una resolución de un juez, puede ser que aún existan problemas. La verdad es que la vida está llena de ellos, y si vemos ésta situación como uno más, entonces, nos da la oportunidad de quitarle el protagonismo en nuestra vida. Que lo que haga la otra persona no nos afecte en lo más mínimo. Que sus enojos y corajes, no nos toquen ni una fibra de nuestro ser, porque en el fondo, sabemos que hacemos lo mejor que podemos y que la única forma de poder darles a nuestros pequeños lo mejor, es ser nosotras lo mejor de lo mejor. Y realmente es un camino largo, pero mientras más nos enfoquemos en nosotras, en crecer, aprender herramientas y en ser el mejor ejemplo para nuestros pequeños, más libres y plenas nos podremos sentir. 

Lo que sigue después del divorcio, está más en nuestras manos que en las del otro. Cuando aún vivo desacuerdos respecto a las decisiones de mi hija, pienso que afortunadamente no tengo que lidiar con eso todo el tiempo y que está en mí el retomar mi control y mi poder. Lo bendigo mucho, porque es el papá de mi hija, y me recuerdo que todo mi futuro, mi felicidad y la alegría de mis días dependen totalmente de mí y de mi fe, no de nadie más. Y que las personas que están a mi alrededor me suman a esa felicidad. Que se alejen de nuestra vida todos aquellos que no aporten a esa tranquilidad, porque eso no tiene precio. 

Y para ti ¿Cómo ha sido la experiencia después del divorcio? Nos encantaría leerte y saber de tu historia

Y pasa, que te das cuenta que la relación no funciona y toman la decisión, como sea, quien sea. Pero se toma. Te separas. La pareja ya está fragmentada, te das cuenta que ya dio lo que tenía que dar, hasta el último aliento. Y piensas, ya no hay nada que hacer, pero entonces, cuando…

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